domingo, 1 de agosto de 2010

Dios libera a las fuerzas del demonio.




"Uno de los efectos típicos de la acción del Maligno es la división dentro de la comunidad eclesial", pero "en la lucha contra el espíritu del mal, Dios nos ha dado a Jesús, el abogado defensor, y luego de su Pascua, otro Paráclito, el Espíritu Santo, que permanece con nosotros para siempre y conduce a la Iglesia hacia la plenitud de la verdad". Con estas palabras, Benedicto XVI celebró ayer la Santa Misa en la Solemnidad de los Santos Pedro y Pablo.En una Basílica vaticana llena de gente, con la presencia de una delegación del Patriarcado de Constantinopla, el Papa impuso el palio sagrado a 38 nuevos arzobispos metropolitanos, recordándoles que "la comunión con Pedro y sus sucesores es la garantía de unidad. Benedicto recordo la promesa de Cristo de que los poderes del infierno no prevaleceran conotra la Iglesia.