miércoles, 27 de enero de 2016

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA CUARESMA 2016

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA CUARESMA 2016

“Misericordia quiero y no sacrificio” (Mt 9,13).
Las obras de misericordia en el camino jubilar

1. María, icono de una Iglesia que evangeliza porque es evangelizada

En la Bula de convocación del Jubileo invité a que «la Cuaresma de este Año Jubilar sea vivida con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios» (Misericordiae vultus, 17). Con la invitación a escuchar la Palabra de Dios y a participar en la iniciativa «24 horas para el Señor» quise hacer hincapié en la primacía de la escucha orante de la Palabra, especialmente de la palabra profética. La misericordia de Dios, en efecto, es un anuncio al mundo: pero cada cristiano está llamado a experimentar en primera persona ese anuncio. Por eso, en el tiempo de la Cuaresma enviaré a los Misioneros de la Misericordia, a fin de que sean para todos un signo concreto de la cercanía y del perdón de Dios.

María, después de haber acogido la Buena Noticia que le dirige el arcángel Gabriel, canta proféticamente en el Magnificat la misericordia con la que Dios la ha elegido. La Virgen de Nazaret, prometida con José, se convierte así en el icono perfecto de la Iglesia que evangeliza, porque fue y sigue siendo evangelizada por obra del Espíritu Santo, que hizo fecundo su vientre virginal. En la tradición profética, en su etimología, la misericordia está estrechamente vinculada, precisamente con las entrañas maternas (rahamim) y con una bondad generosa, fiel y compasiva (hesed) que se tiene en el seno de las relaciones conyugales y parentales.

2. La alianza de Dios con los hombres: una historia de misericordia

El misterio de la misericordia divina se revela a lo largo de la historia de la alianza entre Dios y su pueblo Israel. Dios, en efecto, se muestra siempre rico en misericordia, dispuesto a derramar en su pueblo, en cada circunstancia, una ternura y una compasión visceral, especialmente en los momentos más dramáticos, cuando la infidelidad rompe el vínculo del Pacto y es preciso ratificar la alianza de modo más estable en la justicia y la verdad. Aquí estamos frente a un auténtico drama de amor, en el cual Dios desempeña el papel de padre y de marido traicionado, mientras que Israel el de hijo/hija y el de esposa infiel. Son justamente las imágenes familiares —como en el caso de Oseas (cf. Os 1-2)— las que expresan hasta qué punto Dios desea unirse a su pueblo.

Este drama de amor alcanza su culmen en el Hijo hecho hombre. En él Dios derrama su ilimitada misericordia hasta tal punto que hace de él la «Misericordia encarnada» (Misericordiae vultus, 8). En efecto, como hombre, Jesús de Nazaret es hijo de Israel a todos los efectos. Y lo es hasta tal punto que encarna la escucha perfecta de Dios que el Shemà requiere a todo judío, y que todavía hoy es el corazón de la alianza de Dios con Israel: «Escucha, Israel: El Señor es nuestro Dios, el Señor es uno solo. Amarás, pues, al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas» (Dt 6,4-5). El Hijo de Dios es el Esposo que hace cualquier cosa por ganarse el amor de su Esposa, con quien está unido con un amor incondicional, que se hace visible en las nupcias eternas con ella.

Es éste el corazón del kerygma apostólico, en el cual la misericordia divina ocupa un lugar central y fundamental. Es «la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado» (Exh. ap. Evangelii gaudium, 36), el primer anuncio que «siempre hay que volver a escuchar de diversas maneras y siempre hay que volver a anunciar de una forma o de otra a lo largo de la catequesis» (ibíd., 164). La Misericordia entonces «expresa el comportamiento de Dios hacia el pecador, ofreciéndole una ulterior posibilidad para examinarse, convertirse y creer» (Misericordiae vultus, 21), restableciendo de ese modo la relación con él. Y, en Jesús crucificado, Dios quiere alcanzar al pecador incluso en su lejanía más extrema, justamente allí donde se perdió y se alejó de Él. Y esto lo hace con la esperanza de poder así, finalmente, enternecer el corazón endurecido de su Esposa.

3. Las obras de misericordia

La misericordia de Dios transforma el corazón del hombre haciéndole experimentar un amor fiel, y lo hace a su vez capaz de misericordia. Es siempre un milagro el que la misericordia divina se irradie en la vida de cada uno de nosotros, impulsándonos a amar al prójimo y animándonos a vivir lo que la tradición de la Iglesia llama las obras de misericordia corporales y espirituales. Ellas nos recuerdan que nuestra fe se traduce en gestos concretos y cotidianos, destinados a ayudar a nuestro prójimo en el cuerpo y en el espíritu, y sobre los que seremos juzgados: nutrirlo, visitarlo, consolarlo y educarlo. Por eso, expresé mi deseo de que «el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina» (ibíd., 15). En el pobre, en efecto, la carne de Cristo «se hace de nuevo visible como cuerpo martirizado, llagado, flagelado, desnutrido, en fuga... para que nosotros lo reconozcamos, lo toquemos y lo asistamos con cuidado» (ibíd.). Misterio inaudito y escandaloso la continuación en la historia del sufrimiento del Cordero Inocente, zarza ardiente de amor gratuito ante el cual, como Moisés, sólo podemos quitarnos las sandalias (cf. Ex 3,5); más aún cuando el pobre es el hermano o la hermana en Cristo que sufren a causa de su fe.

Ante este amor fuerte como la muerte (cf. Ct 8,6), el pobre más miserable es quien no acepta reconocerse como tal. Cree que es rico, pero en realidad es el más pobre de los pobres. Esto es así porque es esclavo del pecado, que lo empuja a utilizar la riqueza y el poder no para servir a Dios y a los demás, sino parar sofocar dentro de sí la íntima convicción de que tampoco él es más que un pobre mendigo. Y cuanto mayor es el poder y la riqueza a su disposición, tanto mayor puede llegar a ser este engañoso ofuscamiento. Llega hasta tal punto que ni siquiera ve al pobre Lázaro, que mendiga a la puerta de su casa (cf. Lc 16,20-21), y que es figura de Cristo que en los pobres mendiga nuestra conversión. Lázaro es la posibilidad de conversión que Dios nos ofrece y que quizá no vemos. Y este ofuscamiento va acompañado de un soberbio delirio de omnipotencia, en el cual resuena siniestramente el demoníaco «seréis como Dios» (Gn 3,5) que es la raíz de todo pecado. Ese delirio también puede asumir formas sociales y políticas, como han mostrado los totalitarismos del siglo XX, y como muestran hoy las ideologías del pensamiento único y de la tecnociencia, que pretenden hacer que Dios sea irrelevante y que el hombre se reduzca a una masa para utilizar. Y actualmente también pueden mostrarlo las estructuras de pecado vinculadas a un modelo falso de desarrollo, basado en la idolatría del dinero, como consecuencia del cual las personas y las sociedades más ricas se vuelven indiferentes al destino de los pobres, a quienes cierran sus puertas, negándose incluso a mirarlos.

La Cuaresma de este Año Jubilar, pues, es para todos un tiempo favorable para salir por fin de nuestra alienación existencial gracias a la escucha de la Palabra y a las obras de misericordia. Mediante las corporales tocamos la carne de Cristo en los hermanos y hermanas que necesitan ser nutridos, vestidos, alojados, visitados, mientras que las espirituales tocan más directamente nuestra condición de pecadores: aconsejar, enseñar, perdonar, amonestar, rezar. Por tanto, nunca hay que separar las obras corporales de las espirituales. Precisamente tocando en el mísero la carne de Jesús crucificado el pecador podrá recibir como don la conciencia de que él mismo es un pobre mendigo. A través de este camino también los «soberbios», los «poderosos» y los «ricos», de los que habla el Magnificat, tienen la posibilidad de darse cuenta de que son inmerecidamente amados por Cristo crucificado, muerto y resucitado por ellos. Sólo en este amor está la respuesta a la sed de felicidad y de amor infinitos que el hombre —engañándose— cree poder colmar con los ídolos del saber, del poder y del poseer. Sin embargo, siempre queda el peligro de que, a causa de un cerrarse cada vez más herméticamente a Cristo, que en el pobre sigue llamando a la puerta de su corazón, los soberbios, los ricos y los poderosos acaben por condenarse a sí mismos a caer en el eterno abismo de soledad que es el infierno. He aquí, pues, que resuenan de nuevo para ellos, al igual que para todos nosotros, las lacerantes palabras de Abrahán: «Tienen a Moisés y los Profetas; que los escuchen» (Lc 16,29). Esta escucha activa nos preparará del mejor modo posible para celebrar la victoria definitiva sobre el pecado y sobre la muerte del Esposo ya resucitado, que desea purificar a su Esposa prometida, a la espera de su venida.

No perdamos este tiempo de Cuaresma favorable para la conversión. Lo pedimos por la intercesión materna de la Virgen María, que fue la primera que, frente a la grandeza de la misericordia divina que recibió gratuitamente, confesó su propia pequeñez (cf.Lc 1,48), reconociéndose como la humilde esclava del Señor (cf. Lc 1,38).

Vaticano, 4 de octubre de 2015
Fiesta de San Francisco de Assis

Francisco



 © Copyright - Libreria Editrice Vaticana

Conozca el milagro que permitirá canonización de niño cristero de México


MÉXICO D.F, 25 Ene. 16 / 12:14 pm (ACI).- La curación de una bebé mexicana, para quien “humanamente ya no había esperanza de vida”, fue el milagro que llevará al Vaticano a declarar santo al niño cristero Beato José Luis Sánchez del Río, mártir de la persecución religiosa que sufrió México en la segunda década del siglo XX.

Como se recuerda, el 21 de enero el Papa Francisco firmó el decreto que aprueba el milagro atribuido a la intercesión del niño beato de 14 años. Se trata de la curación milagrosa de Ximena Guadalupe Magallón Gálvez, una bebé mexicana que tuvo meningitis, tuberculosis, convulsiones y que sufrió un infarto cerebral.

La historia de la bebé fue compartida por su madre, Paulina Gálvez Ávila, en la página de Facebook del beato. Sobre la enfermedad de su hija, indicó que “humanamente ya no había esperanza de vida” y que en ese momento se la dejaron en manos de Dios por intercesión de “Joselito”.

Esta es la historia:

Ximena nació el 8 de septiembre del 2008 en Estados Unidos. Cuando tenía un mes de edad, sus padres la llevaron a la ciudad de Sahuayo, ubicada en el estado de Michoacán (México) donde nació el beato. A los 15 días la bebé empezó a tener fiebre. Su pediatra la trató pero no mejoraba. Le sacaron una radiografía para descartar una neumonía. Fue internada en el Hospital Santa María de Sahuayo y a los tres días le dieron de alta. Sin embargo, la fiebre no bajaba.

Entonces sus padres la llevaron al estado de Aguascalientes para buscar una segunda opinión. El caso de Ximena fue asumido por el Dr. Rosendo Sánchez. Este médico les recomendó que internaran a la bebé nuevamente en Sahuayo porque creyó que se trataba de una neumonía atípica. Ximena regresó al hospital y el Dr. Adán Macías indicó que podría tener neumococo. Los padres llamaron al Dr. Rosendo, que les pidió traerla de urgencia a Aguascalientes.

Paulina comentó que al ver que la salud de su hija se agravaba decidieron bautizarla. De vuelta en Aguascalientes, los médicos descubrieron que Ximena tenía el pulmón derecho lleno de líquido y le hicieron un broncoscopio. La familia regresó a Sahuayo y la bebé no mejoraba.

“Pasamos dos meses con esa pesadilla y (los médicos) no sabían qué pasaba pues no respondía a ningún tratamientos. Pensaron que su píloro tenía una fisura y que por ahí se pasaba la leche al pulmón (…) Tendrían que operarla”, narró la madre. 

Un día antes de la operación, Ximena empeoró. Le hicieron una radiografía y una punción pleural: tenía líquido en uno de sus pulmones.

“El Dr. Rosendo habló con nosotros y nos informó que tendría que someterla a una operación muy delicada ya que podría desangrarse y morir. Consentimos y le dijimos que hiciera lo necesario para salvar a Ximenita y que la entregábamos en las manos de Dios”, expresó Paulina.

Tras la operación el médico analizó un pedazo de pulmón y dijo a los padres de Ximena que ella podría tener tuberculosis.

“Cuando nos dijeron que efectivamente era tuberculosis y nos la llevaron al cuarto, la note rara, con su mirada fija y ausente. Le hablamos, pero no reaccionaba. Le comente al doctor que la veía mal, no era mi bebé porque ella era risueña de antes”, señaló la madre.

La bebé volvió a ser sometida a una terapia intensiva. Al día siguiente, cuando su madre fue a verla le dijeron que Ximena había convulsionado. Cuando la vio, Paulina empezó a rezar y la criatura volvió a convulsionar. Las enfermeras la inyectaron pero no paraba. Le hicieron una tomografía pero no mejoraba.

Paulina pidió ver a su hija. Antes de entrar al cuarto donde estaba, la doctora “me dijo que mi bebe ya estaba en vida vegetal y que iniciara los trámites correspondientes. Llegó el Dr. Rosendo y llorando le pedí por favor salve a mi hija. La indujeron en coma y nos dieron 72 horas para ver si viviría, ya que el 90% de su cerebro estaba muerto”.

“Fuimos a misa todos los días para pedirle a Dios y a Joselito que intercediera por mi bebe, que me hicieran el Milagro...”, manifestó.

“Antes de desconectarla, les pedí que me dejaran estar con ella y la abrace, la desconectaron. En ese momento puse a mi bebé en manos de Dios y la intercesión de Joselito y en eso abrió sus ojos y me sonrió”. Ximena miró a los doctores “y empezó a reírse con ellos”. Ellos “no podían explicar lo que había pasado, porque ya estaba hecho todo medicamente y es ahí cuando afirman que fue un Milagro”.

Los médicos se llevaron a Ximena para hacerle una tomografía y un encefalograma. Se dieron con la sorpresa de que el 80 por ciento de su cerebro estaba recuperado. Al día siguiente volvieron a examinarla y el cerebro ya estaba totalmente sano.

Dijeron que la bebé no podría succionar. Sin embargo, cuando su madre le dio el biberón ella bebió once onzas. Los doctores estaban atónitos. Creyeron que si Ximena sobrevivía probablemente no podría caminar ni hablar, ver o escuchar debido a las secuelas del infarto cerebral que sufrió.

Contra todas las predicciones de los médicos, Ximena se recuperó totalmente y está “perfectamente bien gracias a Dios y a la intercesión de Joselito. Damos, infinitamente, gracias a Dios Todopoderoso por este Milagro y al Beato Mártir José Sánchez del Río por plena intercesión”.



El beato José Luis Sánchez del Río fue torturado y asesinado a los 14 años durante la persecución religiosa del presidente mexicano Plutarco Elías Calles de 1924 a 1928. José Luis se había enlistado en las filas de los cristeros, al mando del general Prudencio Mendoza.

Fue capturado por el ejército federal y su martirio ocurrió el viernes 10 de febrero de 1928. Le cortaron la planta de los pies y fue conducido descalzo hasta su tumba. Mientras caminaba, José Luis rezaba y gritaba “¡Viva Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe!”.


Ante su tumba fue colgado en un árbol y acuchillado. Uno de los verdugos lo bajó y le preguntó qué mensaje le daba a sus padres. El niño respondió: “Que Viva Cristo Rey y que en el cielo nos veremos”. Ante esta respuesta, el hombre le dio un tiro en la sien y lo mató.

13 cosas que tal vez no sabías del diablo y sus demonios, según exorcista Fortea


REDACCIÓN CENTRAL, 30 Oct. 15 / 07:03 pm (ACI).- El reconocido exorcista P. José Antonio Fortea en su “Summa Daemoniaca” menciona un gran conjunto de cuestiones relativas al demonio que es importante que todo cristiano lo tome en cuenta para el combate espiritual por alcanzar el cielo. Aquí 13 cosas que tal vez no sabías del diablo y sus demonios.

1.- El enemigo tiene varios nombres

En el Antiguo Testamento se le llama “Satán” que significaría “adversario, enemigo, opositor”. Asimismo, en el Nuevo Testamento se le nombra como “Diablo”, que viene del verbo griego “diaballo” (acusar). En cambio la palabra demonio, del griego “daimon” (genio), es usado para designar a seres espirituales malignos.

Lucifer es un nombre que no está en las Sagradas Escrituras y que significa “estrella de la mañana” o “el que lleva la luz”. Lo cual “recuerda la pena tan grande que es que siendo tan bello, cayera”, indica el P, Fortea. Sin embargo, el presbítero sigue la misma idea de otro renombrado exorcista, P. Gabriele Amorth, quien considera que Lucifer es el nombre propio del segundo demonio en importancia en la jerarquía demoníaca.

2.- La gran prueba

Todos los ángeles al ser creaos por Dios, sabían que Él era su creador, pero pasaron por una prueba “antes de la visión de la esencia de la Divinidad”. A modo de comparación, el sacerdote explica que sería como decir que “veían a Dios como una luz, que le oían como una voz majestuosa y santa, pero que su rostro seguía sin desvelarse”.

“En esa prueba unos obedecieron, otros desobedecieron. Los que desobedecieron de forma irreversible se transformaron en demonios. Ellos mismos se transformaron en lo que son. Nadie les hizo así”.

3.- La batalla en el cielo fue intelectual

Al respecto, el exorcista indica que los ángeles desobedientes empezaron a odiar a Dios y a verlo como una cadena que oprimía su libertad. La batalla entre Miguel y Lucifer, cada uno con sus ángeles, no fue con armas, ya que no tienen cuerpo, “las únicas armas que pueden blandir son los argumentos intelectuales”, explica.

“Unos se hicieron más soberbios, otros no tanto. Cada ángel rebelde fue deformándose más y más, cada uno en unos pecados específicos. Así como, por el contrario, los ángeles fieles se fueron santificando progresivamente. Unos ángeles se santificaron más en una virtud otros en otra… los ángeles fueron admitidos a la presencia divina, y a los demonios se les dejó que se alejaran”.

4.- La razón de su rebeldía

Sólo en este punto se toma como referencia el libro “Historia del Mundo Angélico”, también del P. Fortea. Allí sugiere, a modo de novela, que la prueba por la que habrían pasado los ángeles es la revelación que les hizo Dios sobre crear el mundo material con la humanidad, que Él se haría hombre para salvar a los pecadores y que nacería de una mujer, la cual sería la reina de los ángeles.

Lucifer no pudo soportar esta idea, creía que él debería engendrarlo al ser la “obra maestra” del Creador. Más adelante con otros ángeles acusaron que Dios estaba equivocado y se rebelaron por completo. Los ángeles que acataron la voluntad de Dios se postraron a adorar a su creador, aún sin ver todavía su esencia. Mientras que los rebeldes se alejaron del amor de Dios.

5.- Son seres espirituales

“Un demonio es un ser espiritual de naturaleza angélica condenado eternamente”. Es decir, no tienen cuerpo, no sienten inclinación a ningún pecado que se cometa con el cuerpo, pero pueden tentar a los hombres a pecar en esas materias. Comprenden esos pecados de un modo meramente intelectual y sus faltas son sólo espirituales.

En este sentido el exorcista precisa que Satán “sigue siendo un bellísimo ángel en su naturaleza, aunque repugnante en su aspecto moral… Su ser personal se ha deformado, pero su naturaleza permanece y permanecerá intacta haga lo que haga. Dado que ambas cosas son inseparables, él auténticamente es un monstruo, un ser deforme, alguien que produce repugnancia y aversión”.

6.- Entre los demonios también hay tiempo

Su tiempo no es material como el de los humanos, sino que es un tiempo propio de los espíritus, que es llamado “evo” (“aevum” en latín) y que es la sucesión de actos de entendimiento y voluntad en un ser espiritual.

El Creador, en cambio, vive en un eterno presente. “Sólo en Él no hay sucesión de tiempo de ninguna clase. En Él no ha transcurrido nunca ni un solo segundo, ni un solo antes ni después. La eternidad de Dios es cualitativamente distinta de la eternidad del tiempo material (con un principio, pero sin final) y de la eternidad del evo (también con un principio, también sin final)”, puntualiza Fortea.

7.- Sufren al considerar a Dios

Cada ángel caído “en el conocer encuentra placer, pero también sufrimiento. Sufre cada vez que ese conocimiento le lleva a considerar a Dios. Y el demonio percibe continuamente el orden y la gloria del Creador en todas las cosas. Hasta en las cosas aparentemente más neutras, él encuentra el reflejo y el recuerdo de los atributos divinos”.

Sin embargo, el exorcista plantea que “el demonio no está siempre en cada instante sufriendo. Muchas veces simplemente piensa. Sólo sufre en ciertos momentos, cuando se acuerda de Dios, cuando se vuelve a hacer consciente de su miserable estado, de su separación de Dios”.

8.- No conocen el futuro, ni pueden leer los pensamientos

Los demonios no ven el futuro, pero con su inteligencia muy superior a la del ser humano pueden deducir por sus causas algunas cosas que sucederán. No saben lo que uno decidirá porque “la libertad humana es el gran factor de indeterminación en sus previsiones”, sostiene el P. Fortea.

“Los demonios pueden tentarnos pero no pueden leer nuestros pensamientos. Aunque dada su gran inteligencia pueden conjeturar lo que pensamos. Al ser seres más inteligentes que nosotros, deducen muchas más cosas y con más seguridad con muy pocos signos externos que lo que deduciríamos nosotros. Pero siempre hay que recordar que ellos están fuera de nuestra alma, sólo Dios puede leer nuestra alma”.


9.- Cuidado con las tentaciones

“El demonio nos puede introducir pensamientos, imágenes o recuerdos, pero no puede introducirse en nuestra voluntad. Podemos ser tentados, pero al final hacemos lo que queremos. Ni todos los poderes del infierno pueden forzar a alguien a cometer ni el más pequeño pecado”, sostiene el sacerdote.

De igual manera puntualiza que “si uno es tentado y ora, la tentación desaparece. Es incompatible la tentación con la oración. La oración crea primero una barrera contra la tentación, pues nuestra voluntad y nuestra inteligencia se centran en Dios. Y si insistimos un poco más, el demonio no puede resistirla y huye”.

10.- Odian más a los ascetas

El exorcista Fortea afirma con seguridad que de todos los cristianos que están en la Iglesia, al que más odia el demonio es al que se dedica a la ascesis (disciplina, ayuno, meditación, oración, sacrificios, etc. para alcanzar la virtud).

“El demonio odia mucho más al asceta que a la jerarquía eclesiástica o a los mismos exorcistas. El exorcista expulsa a uno, dos, una docena de demonios... El hombre que se mortifica, quebranta de un modo mucho más poderoso la influencia demoníaca en este mundo por el mero hecho de sobrellevar sobre su cuerpo y su espíritu la pasión cotidiana de su vida crucificada”.

11.- El significado de la cruz para los demonios

El presbítero describe que “todos y cada uno de los demonios estaban allí, rodeando la Cruz, contemplando con delectación su triunfo”. No obstante, ellos no podían imaginar que era la mayor victoria del Reino de los Cielos que los dejó “sin habla” con la Resurrección.

“Dios Padre no había perdonado la Pasión ni a su mismo Hijo… La Pasión en la Cruz suponía la prueba palpable de que la Justicia Divina no era trasgredida en vano. Fue en ese momento cuando se hicieron plenamente conscientes todos los demonios de que su condenación no tendría indulto alguno por los siglos de los siglos”.

“Por eso ellos de estar contemplando la Cruz con la alegría de su victoria maligna, pasaron a entender que para ellos sería para siempre el recuerdo terrible de la Justicia Divina. Y por eso por encima de todo, los demonios odian la imagen de la cruz, más que la imagen de la Santísima Virgen María o la imagen de cualquier otro santo o la representación de otro misterio sagrado”.

12.- Los objetos que atormentan a los demonios

“La Iglesia con el poder que ha recibido de Cristo puede unir un efecto espiritual a un objeto”, explica el P. Fortea. Cuenta que en una ocasión no había agua durante un exorcismo y bendijo el contenido de una botella de limonada, pero el efecto que producía era mucho menor.

“Al cabo de unos minutos ordené en el nombre de Jesús al demonio que me dijera por qué era eso así. Se resistió, pero al final dijo que el agua era símbolo de pureza y limpieza. Si bien, dijo que aquel otro líquido bendito también le producía algún efecto, pero menos”.

Otros objetos que atormentan a los demonios son las reliquias de los santos y la cruz. Asimismo, las imágenes religiosas también los atormentan, más si están bendecidas, y con mayor fuerza “si en la bendición expresamente se pidió a Dios que repelieran a los demonios”.

13.- No es el 666

El exorcista afirma que identificar la figura bíblica del Anticristo con la del diablo es un error ya que el “666” que menciona el Apocalipsis es número de un ser humano. Por lo tanto es un hombre que propaga el odio, la guerra y el mal. “Nerón, Napoleón, y especialmente Hitler, son figura y bosquejo del Anticristo definitivo y perfecto”, señala.

“También nos aclara mucho la figura del Anticristo su mismo nombre ANTI-CRISTO. Es decir, se trata de la figura contraria a Cristo. Cristo era un hombre, el Anticristo también. Cristo extendió el amor, la paz, la misericordia. El Anticristo extenderá el odio, la guerra, la venganza”.

Puede descargar y leer el libro “Summa Daemoniaca” completamente gratis en: https://www.aciprensa.com/fortea/

Sacerdote alerta sobre estas diez trampas mortales del demonio

WASHINGTON DC , 24 Ene. 16 / 08:02 pm (ACI).- Satanás es una serpiente. Recuérdalo. Es un mentiroso y padre de la Mentira. Trabaja en tu vida para tentarte, hacerte caer en el pecado y así alejarte de Dios, y también en el mundo tratando de engañarte, confundirte. Él quiere que pierdas tu fe y que te alejes de Dios.

Ante esta realidad el sacerdote P. Dwight Longenecker advierte sobre diez de sus trampas mortales en el mundo actual. Presta atención y mantente alerta ante la acción del demonio.

1) Relativismo

El relativismo postula la idea de que nada es verdadero, más bien dice que todos los puntos de vista son válidos y que no hay una verdad absoluta ni universal. El demonio no quiere que creas en una verdad porque si no existe la verdad entonces no existe el bien ni el mal. Si esto es así entonces todo vale.

Él puede tentarte con mayor facilidad si consigue que tú creas que no existe el pecado.

2) Indiferentismo

El indiferentismo te dice que todas las religiones son iguales y no importa cuál elijas. El indiferentismo es común dentro del protestantismo. Esta ideología te dice: “No importa a qué iglesia vayas mientras amas a Jesús”.

También señala que no importa si eres hinduista, musulmán, judío, sij, budista o católico. Más bien dice: “Todos estamos subiendo la misma montaña, pero en diferentes caminos”.

Tal vez sea así en cierta forma pero hay caminos que son mejores que otros porque son más verdaderos y honestos. Además hay caminos que te llevan a la parte baja de la montaña y no a la cima.

Hay que ser claros. Jesucristo es la más plena, la más completa y la revelación final de Dios a los seres humanos. Por lo tanto, el catolicismo es la más plena, antigua y la más completa unión con la única revelación de Dios en Cristo.

3) Eclecticismo

Este es “primo” del indiferentismo. El eclecticismo indica que tú puedes mezclar y juntar diferentes religiones y espiritualidades como quieras, de la misma forma que armas tu propio combo de comida rápida. La gente cree que esto es posible porque ya está influenciada por el indiferentismo.

Piénsalo bien. NO puedes mezclar el islamismo, el cristianismo o el budismo con el catolicismo. No es como armar tu propio combo. Es como si estuvieras poniéndole salsa de tomate a tu helado o estar usando pintura blanca en lugar de crema para el café.

4) Sentimentalismo

El sentimentalismo implica tomar decisiones o elegir tus creencias basándote en las emociones en vez de las verdades eternas. Puedes estar enojado o contento con algo o alguien así que actúas y decides según tu ira o alegría.

Aquí hay un ejemplo: Dos hombres quieren “casarse” y tú dices: “Awww Juan y Diego son unos chicos tan buenos. ¿Porque no se pueden casar como el resto?”. Ahí estás basando tu decisión en tus emociones con respecto a Juan y Diego, en tu deseo de ser una “buena” persona y en tus ideas sentimentales sobre las bodas y celebraciones.

No tomes decisiones importantes basándote en tus emociones. Eso conduce al caos y a la oscuridad.

5) Utilitarismo

El utilitarismo es basar tus decisiones morales o creencias en lo que parece ser útil, eficiente y económico. Por ejemplo: “Mi madre está en una casa de reposo. Ella tiene demencia. Es caro mantenerla ahí. Los médicos nos dan la alternativa de inyectarla y así ‘sus problemas acabarán’”.

No lo hagas. Por culpa del utilitarismo millones de bebés son abortados.

6) Incrementalismo

El demonio no quiere ejecutar de una sola vez todo su plan. Lo hace paso a paso.  Primero hace que digas una pequeña mentira, después una verdad a medias, luego otra mentira y otra media verdad.

Date cuenta desde el inicio de lo que está haciendo y no lo dejes. El conseguirá que caigas usando el sentimentalismo, argumentos utilitaristas, indiferentismo o ideas relativistas. Él siempre está trabajando, nunca descansa.

7) Materialismo

El materialismo no se refiere a los gastos que uno tenga. Va más allá. El problema real con el materialismo es que nos conduce a pensar que no hay nada sobrenatural.

“Dios, los ángeles, los demonios, el cielo y el infierno son sólo un mito. No existe un mundo invisible. Los sacramentos sólo son símbolos. La Iglesia es una institución humana. Los sacerdotes no son más que unos trabajadores sociales vestidos de sotana. El matrimonio es solo un papel, la confesión no es más que una terapia de autoayuda y el bautismo y la confirmación solo son ritos lindos de paso para los niños”.

Ese es el materialismo ¿Lo reconoces? Repúdialo con todo tu corazón. Es una mentira.

8) El cientificismo

El cientificismo dice que la única verdad que existe es la verdad científica. Es una mentira poderosa de Satanás porque es una de las cosas que se asumido en la sociedad.

"Sabemos que la ciencia desacredita la Biblia". Equivocado. Toda la verdad es la verdad de Dios y la verdadera ciencia siempre es hermana de la verdadera teología.

El cientificismo es una rama del ateísmo asumido. En él no hay un Dios. Solo existen las leyes de la ciencia.

9) Dilemas éticos

Esto es solo otro nombre para el relativismo moral. Se defiende la idea de que nada es bueno o malo, lo que importa son las intenciones y las circunstancias de la elección moral. Si tienes buenas intenciones y las circunstancias lo justifican, entonces lo que has elegido hacer está bien. Muchos católicos aceptan la anticoncepción artificial y el aborto debido a estos dilemas éticos.

El peligro con los dilemas éticos es que pueden llevar a la gente hasta el punto de cometer un pecado mortal justificando su elección. No caigas en eso. Si debes tomar una decisión moral complicada habla con un sacerdote o un buen asesor espiritual.

10) Universalismo

Esta ideología venenosa proviene directamente del infierno. Señala que Dios es tan amoroso, tan bueno y misericordioso que no condenará a nadie y que todos se salvarán.

Esto no sólo contradice lo que dice la Biblia, sino que contradice todas las enseñanzas de la Iglesia. El universalismo ha hecho que miles de personas caigan en una falsa certeza de que no importa lo que hagan o elijan ya que de todos modos irán al cielo.
Satanás ama el universalismo porque disfraza su mentira con el atributo más grande de Dios Padre: la Divina Misericordia. La mejor forma de repudiar esta mentira es temer al infierno.

Reflexiona ¿Haz caído o caes en alguna de estas mentiras del demonio?


Traducido y adaptado por María Ximena Rondón. Publicado originalmente en ChurchPop.

Takayama Ukon: El Samurai de Cristo, será Beatificado


DENVER, 26 Ene. 16 / 05:15 pm (ACI).- Se llama Takayama Ukon, era un samurai del siglo XVI y gracias a que el Papa Francisco aprobó el 22 de enero el decreto que reconoce su martirio, será declarado beato y se sumará a la lista de católicos japoneses que prefirieron morir antes que renunciar a su fe.

Incluso antes de morir dejó todo por Cristo. Renunció a su alta posición social y a sus riquezas: era dueño de extensas propiedades y comandaba vastos ejércitos.

El P. Anton Witwer S.J, el Postulador General de la Compañía de Jesús (jesuitas) explicó anteriormente a ACI Prensa que aunque el samurái Takayama murió en el exilio, su martirio consistió en “morir a causa de los maltratos que sufrió en su patria, por ello el proceso de beatificación es el de un mártir”.

La causa de este Siervo de Dios es una de las otras nueve que van camino a la santidad. Ellos son el Beato Estanislao de Jesús, el Beato José Luis Sánchez del Río, el Beato José Gabriel del Rosario Brochero, el Siervo de Dios Genaro Fueyo Castanon, el Siervo de Dios Arsenio da Trigolo, la Sierva de Dios Maria Luisa del Santissimo Sacramento, el Venerable Francesco Maria Greco, la Venerable Elisabetta Sanna, y el Venerable P. Engelmar Unzeitig.

Según el P. Witwer, la vida de Takayama ejemplifica “la gran fidelidad a la vocación cristiana, perseverando a pesar de todas las dificultades”.

En el año 2013 la Conferencia Episcopal Japonesa había mandado una solicitud de 400 páginas para la beatificación del mártir samurái a la Congregación para las Causas de los Santos. Ahora con este decreto aprobado el proceso para la beatificación avanza.


La vida del samurái

Takayama nació en 1552, tres años después que el misionero jesuita San Francisco Javier introdujera el cristianismo en Japón. Uno de los conversos fue su padre, quien lo bautizó cuando tenía 12 años con el nombre de Justo por el sacerdote jesuita, P. Gaspare di Lella.

Los Takayama eran daimio, miembros de la clase gobernante de los señores feudales que secundaban a los shogun entre la época medieval hasta el inicio de la etapa moderna en Japón. Como daimio poseían varias propiedades y tenían derecho a formar ejércitos y contratar samuráis.

Por ello, los Takayama ayudaban en las actividades misioneras en Japón y eran protectores de los cristianos y de los misioneros jesuitas.

En 1587, cuando el samurái tenía 35 años, el Canciller de Japón, Toyotomi Hideyoshi, inició una persecución contra los cristianos: expulsó a los misioneros y forzó a los católicos japoneses a abandonar la fe.

Mientras que muchos daimio optaron por renunciar al catolicismo, Takayama y su padre optaron por abandonar sus tierras y sus honores para mantener la fe. Muchas personas trataron de convencerlo de renegar de su catolicismo. Sin embargo él se negó y eligió vivir como un cristiano hasta la muerte.

El P. Witwer indicó a ACI Prensa que el samurái "no quería luchar contra otros cristianos. Por lo tanto prefirió una vida pobre, ya que cuando un samurái no obedece a su 'jefe' pierde todo lo que tiene".

"Eligió la pobreza para ser fiel a la vida cristiana y durante años, vivió bajo la protección de amigos aristocráticos, llevando así una vida digna, (…) era un noble, una persona conocida”.

En 1597, el Canciller ordenó la ejecución de 26 católicos japoneses y extranjeros que fueron crucificados el 5 de febrero.

Cuando el shogun Tokugawa prohibió definitivamente el cristianismo en 1614, Takayama fue al exilio y lideró un grupo de 300 católicos japoneses que partieron a las Filipinas. Llegaron en diciembre de ese año y se establecieron en Manila, la capital del país.

En Manila partió a la casa del Padre, debilitado por los estragos de la persecución.

Traducido y adaptado por María Ximena Rondón. Publicado originalmente en CNA.