Dios a lo largo de la Historia de Salvación, ha bendecido y premiado con dones y gracias a ciertos personajes que por ser fieles a su palabra y su Ley han merecido ser elevados al Cielo sin pasar por la muerte como el Patriarca Enoc y el Profeta Elías, hay mujeres que han recibido del Espíritu Santo ensalzamientos como Judit, profetas que desde el vientre maternos han sido purificados, en todos estos casos los sectarios y protestantes no dudan en reconocer los meritos de santidad con los que Dios les ha adornados, pero el problema llega al momento de reconocer esos mismos meritos en una pequeña y humilde mujer de Nazaret, buscan por todos los medios de minimizar el papel trascendental que tuvo esa humilde mujer que por su obediencia mereció llevar en su vientre y dar vida a la segunda Persona de la Santísima Trinidad, al Dios mismo, María, la Sierva del Señor.
"Dios envió a su Hijo" (Ga 4, 4), pero para "formarle un cuerpo" (cf. Hb 10, 5) quiso la libre cooperación de una criatura. Para eso desde toda la eternidad, Dios escogió para ser la Madre de su Hijo, a una hija de Israel, una joven judía de Nazaret en Galilea, a "una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María" (Lc 1, 26-27).
El Padre de las misericordias quiso que el consentimiento libre de la que estaba predestinada a ser la Madre precediera a la encarnación, para que así como una mujer contribuyó a la muerte, por su opción libre al pecado, así también otra mujer contribuyera a la vida por su libre obediencia.
La Divina Revelación (contenida en la Sagrada Tradición Apostólica y las Sagradas Escrituras) nos enseña cuatro verdades fundamentales que deben ser creída con fe: 1) Inmaculada Concepción de María, 2) Maternidad Divina de María; 3) Perpetua Virginidad de María, y 4) la Asunción en Cuerpo y Alma de María, quien se resiste a creer en estas verdades enseñadas por Dios se separa de la Única Iglesia fundada por Cristo y atrae sobre si su propia condenación.
Sobre esta primera verdad hablaremos el dia de hoy:
INMACULADA CONCEPCION DE MARIA
Cuando hablamos del dogma de la Inmaculada Concepción de María no nos referimos a la concepción de Jesús quién, claro está, también fue concebido sin pecado en el seno de la Virgen por obra del Espíritu Santo.
La Inmaculada Concepción de María es una verdad de fe que nos enseña que por una gracia singular de Dios, María fue preservada de todo pecado, desde el primer instante de su concepción en el vientre de su Madre Santa Ana. Es decir María es la "llena de gracia" desde su concepción.
Definiciones:
Inmaculado-a: del latín immaculātus y significa “Que no tiene mancha.”
Concepción: Es el momento en el cual Dios crea el alma y la infunde en la materia orgánica procedente de los padres. La concepción es el momento en que comienza la vida humana.
Fundamento Bíblico
La Biblia no menciona explícitamente el dogma de la Inmaculada Concepción pero si lo contiene implícitamente, recordemos que muchas verdades de fe no se encuentran mencionadas explícitamente como la Resurrección, etcétera, y todas estas verdades la Iglesia recibió de los Apóstoles. La palabra "Trinidad", por ejemplo, no aparece en la Biblia. Pero la Inmaculada Concepción se deduce de la Biblia cuando ésta se interpreta correctamente a la luz de la Sagrada Tradición Apostólica.
El primer pasaje que contiene la promesa de la redención (Génesis 3:15) menciona a la Madre del Redentor. Es el llamado Proto-evangelium, donde Dios declara la enemistad entre la serpiente y la Mujer. Cristo, la semilla de la mujer (María) aplastará la cabeza de la serpiente. Ella será exaltada a la gracia santificante que el hombre había perdido por el pecado. Solo el hecho de que María se mantuvo en estado de gracia puede explicar que continúe la enemistad entre ella y la serpiente. El Proto-evangelium, por lo tanto, contiene una promesa directa de que vendrá un redentor. Junto a El se manifestará su obra maestra: La preservación perfecta de todo pecado de su Madre Virginal. S.S. Papa Pío XII nos recordó que: «Si en un momento determinado la Santísima Virgen María hubiera quedado privada de la gracia divina, por haber sido contaminada en su concepción por la mancha hereditaria del pecado, entre ella y la serpiente no habría ya -al menos durante ese periodo de tiempo, por más breve que fuera- la enemistad eterna de la que se habla desde la tradición primitiva hasta la solemne definición de la Inmaculada Concepción, sino más bien cierta servidumbre»
En el Evangelio de San Lucas 1:28 el ángel Gabriel enviado por Dios le dice a la Santísima Virgen María «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.». Las palabras en español "Llena de gracia" no hace justicia al texto griego original que es "kecharitomene" y significa una singular abundancia de gracia, un estado sobrenatural del alma en unión con Dios. Aunque este pasaje no contiene explícitamente el dogma la Inmaculada Concepción de María ciertamente lo contiene implícitamente, ya que el Arcángel San Gabriel impulsado por el Espíritu Santo no le habría dicho tal Saludo si no lo huera estado desde el primer instante del ser natural de María Santísima.
El libro de la Sabiduría 1, 4 dice: “La Sabiduría no entra en un alma que hace el mal ni habita en un cuerpo sometido al pecado” esto nos enseña que la Sabiduría (Jesús) no entrara en lugar machado y lo reafirma Sabiduria 5,25, ciertamente que Jesús, Verdadero Dios, tiene el poder de prepararse una madre con las cualidades dignas para su misión, y por tanto la adorno con aquello que le convenía por ser Madre del Verbo Eterno.
El Apocalipsis narra sobre la «mujer vestida de sol» (Ap 12,1). Ella representa la santidad de la Iglesia, que se realiza plenamente en la Santísima Virgen, en virtud de una gracia singular. Ella es toda esplendor porque no hay en ella mancha alguna de pecado. Lleva el reflejo del esplendor divino, y aparece como signo grandioso de la relación esponsal de Dios con su pueblo.
Como el Beato Juan Duns Escoto (1266-1308) hagamos estas pregunta y respondámoslas:
1. ¿A Dios le convenía que su Madre naciera sin mancha del pecado original?
R. Sí, a Dios le convenía que su Madre naciera sin ninguna mancha. Esto es lo más honroso, para Él.
2. ¿Dios podía hacer que su Madre naciera sin mancha de pecado original?
R. Sí, Dios lo puede todo, y por tanto podía hacer que su Madre naciera sin mancha: Inmaculada.
3. ¿Lo que a Dios le conviene hacer lo hace? ¿O no lo hace?
R. Lo que a Dios le conviene hacer, lo que Dios ve que es mejor hacerlo, lo hace.
Luego entonces debemos concluir que:
1. Para Dios era mejor que su Madre fuera Inmaculada: o sea sin mancha del pecado original.
2. Dios podía hacer que su Madre naciera Inmaculada: sin mancha, porque para Dios nada es imposible.
3. Por lo tanto: Dios hizo que María naciera sin mancha del pecado original. Porque Dios cuando sabe que algo es mejor hacerlo, lo hace.
En consecuencia debemos creer con fe católica: "... que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles..." (Pío IX, Bula Ineffabilis Deus, 8 de diciembre de 1854)
Méritos: María es libre de pecado por los méritos de Cristo Salvador. Es por El que ella es preservada del pecado. Ella, por ser una de nuestra raza humana, aunque no tenía pecado, necesitaba salvación, que solo viene de Cristo. Pero Ella singularmente recibe por adelantado los méritos salvíficos de Cristo. La causa de este don: El poder y omnipotencia de Dios.
Razón: La maternidad divina. Dios quiso prepararse un lugar puro donde su hijo se encarnara.
Frutos:
1-María fue inmune de los movimientos de la concupiscencia.
Concupiscencia: los deseos irregulares del apetito sensitivo que se dirigen al mal.
2-María estuvo inmune de todo pecado personal durante el tiempo de su vida. Esta es la grandeza de María, que siendo libre, nunca ofendió a Dios, nunca optó por nada que la manchara o que le hiciera perder la gracia que había recibido.
El dogma de la Inmaculada Concepción de María no ofusca, sino que más bien pone mejor de relieve los efectos de la gracia redentora de Cristo en la naturaleza humana. Todas las virtudes y las gracias de María Santísima las recibe de Su Hijo. La Madre de Cristo Verdadero Dios y Verdadero Hombre debía ser perfectamente santa desde su concepción. Ella desde el principio recibió la gracia y la fuerza para evitar el influjo del pecado y responder con todo su ser a la voluntad de Dios. A María, primera redimida por Cristo, que tuvo el privilegio de no quedar sometida ni siquiera por un instante al poder del mal y del pecado, miran los cristianos como al modelo perfecto y a la imagen de la santidad que están llamados a alcanzar, con la ayuda de la gracia del Señor, en su vida.
Maria fue predestinada a ser la Madre del Dios Veradero por ello de ella podemos decir que Dios “Antes de formarla en el vientre materno, yo la conocía; antes de que saliera del seno, Èl la había consagrado, te había constituido la Virgen que daría a luz al Sol que nace de lo alto, Luz para alumbrar a las naciones y Gloria del Pueblo de Israel” (Cf. Jer 1, 5; Lc 1, 78. 2, 32). Los Padres de la tradición oriental llaman a la Madre de Dios "la Toda Santa" ("Panagia"), la celebran como inmune de toda mancha de pecado y como plasmada por el Espíritu Santo y hecha una nueva criatura"
No hay comentarios:
Publicar un comentario