MÉXICO D.F, 25 Ene. 16 / 12:14 pm (ACI).- La
curación de una bebé mexicana, para quien “humanamente ya no había esperanza de
vida”, fue el milagro que llevará al Vaticano a declarar santo al niño cristero
Beato José Luis Sánchez del Río, mártir de la persecución religiosa que sufrió
México en la segunda década del siglo XX.
Como se recuerda, el 21 de enero el Papa Francisco
firmó el decreto que aprueba el milagro atribuido a la intercesión del niño
beato de 14 años. Se trata de la curación milagrosa de Ximena Guadalupe
Magallón Gálvez, una bebé mexicana que tuvo meningitis, tuberculosis,
convulsiones y que sufrió un infarto cerebral.
La historia de la bebé fue compartida por su madre,
Paulina Gálvez Ávila, en la página de Facebook del beato. Sobre la enfermedad
de su hija, indicó que “humanamente ya no había esperanza de vida” y que en ese
momento se la dejaron en manos de Dios por intercesión de “Joselito”.
Esta es la historia:
Ximena nació el 8 de septiembre del 2008 en Estados
Unidos. Cuando tenía un mes de edad, sus padres la llevaron a la ciudad de
Sahuayo, ubicada en el estado de Michoacán (México) donde nació el beato. A los
15 días la bebé empezó a tener fiebre. Su pediatra la trató pero no mejoraba.
Le sacaron una radiografía para descartar una neumonía. Fue internada en el
Hospital Santa María de Sahuayo y a los tres días le dieron de alta. Sin
embargo, la fiebre no bajaba.
Entonces sus padres la llevaron al estado de Aguascalientes
para buscar una segunda opinión. El caso de Ximena fue asumido por el Dr.
Rosendo Sánchez. Este médico les recomendó que internaran a la bebé nuevamente
en Sahuayo porque creyó que se trataba de una neumonía atípica. Ximena regresó
al hospital y el Dr. Adán Macías indicó que podría tener neumococo. Los padres
llamaron al Dr. Rosendo, que les pidió traerla de urgencia a Aguascalientes.
Paulina comentó que al ver que la salud de su hija
se agravaba decidieron bautizarla. De vuelta en Aguascalientes, los médicos
descubrieron que Ximena tenía el pulmón derecho lleno de líquido y le hicieron
un broncoscopio. La familia regresó a Sahuayo y la bebé no mejoraba.
“Pasamos dos meses con esa pesadilla y (los
médicos) no sabían qué pasaba pues no respondía a ningún tratamientos. Pensaron
que su píloro tenía una fisura y que por ahí se pasaba la leche al pulmón (…)
Tendrían que operarla”, narró la madre.
Un día antes de la operación, Ximena empeoró. Le
hicieron una radiografía y una punción pleural: tenía líquido en uno de sus
pulmones.
“El Dr. Rosendo habló con nosotros y nos informó
que tendría que someterla a una operación muy delicada ya que podría
desangrarse y morir. Consentimos y le dijimos que hiciera lo necesario para
salvar a Ximenita y que la entregábamos en las manos de Dios”, expresó Paulina.
Tras la operación el médico analizó un pedazo de
pulmón y dijo a los padres de Ximena que ella podría tener tuberculosis.
“Cuando nos dijeron que efectivamente era
tuberculosis y nos la llevaron al cuarto, la note rara, con su mirada fija y
ausente. Le hablamos, pero no reaccionaba. Le comente al doctor que la veía
mal, no era mi bebé porque ella era risueña de antes”, señaló la madre.
La bebé volvió a ser sometida a una terapia
intensiva. Al día siguiente, cuando su madre fue a verla le dijeron que Ximena
había convulsionado. Cuando la vio, Paulina empezó a rezar y la criatura volvió
a convulsionar. Las enfermeras la inyectaron pero no paraba. Le hicieron una
tomografía pero no mejoraba.
Paulina pidió ver a su hija. Antes de entrar al
cuarto donde estaba, la doctora “me dijo que mi bebe ya estaba en vida vegetal
y que iniciara los trámites correspondientes. Llegó el Dr. Rosendo y llorando
le pedí por favor salve a mi hija. La indujeron en coma y nos dieron 72 horas
para ver si viviría, ya que el 90% de su cerebro estaba muerto”.
“Fuimos a misa todos los días para pedirle a Dios y
a Joselito que intercediera por mi bebe, que me hicieran el Milagro...”,
manifestó.
“Antes de desconectarla, les pedí que me dejaran
estar con ella y la abrace, la desconectaron. En ese momento puse a mi bebé en
manos de Dios y la intercesión de Joselito y en eso abrió sus ojos y me
sonrió”. Ximena miró a los doctores “y empezó a reírse con ellos”. Ellos “no
podían explicar lo que había pasado, porque ya estaba hecho todo medicamente y
es ahí cuando afirman que fue un Milagro”.
Los médicos se llevaron a Ximena para hacerle una
tomografía y un encefalograma. Se dieron con la sorpresa de que el 80 por
ciento de su cerebro estaba recuperado. Al día siguiente volvieron a examinarla
y el cerebro ya estaba totalmente sano.
Dijeron que la bebé no podría succionar. Sin
embargo, cuando su madre le dio el biberón ella bebió once onzas. Los doctores
estaban atónitos. Creyeron que si Ximena sobrevivía probablemente no podría
caminar ni hablar, ver o escuchar debido a las secuelas del infarto cerebral
que sufrió.
Contra todas las predicciones de los médicos,
Ximena se recuperó totalmente y está “perfectamente bien gracias a Dios y a la
intercesión de Joselito. Damos, infinitamente, gracias a Dios Todopoderoso por
este Milagro y al Beato Mártir José Sánchez del Río por plena intercesión”.
El beato José Luis Sánchez del Río fue torturado y
asesinado a los 14 años durante la persecución religiosa del presidente
mexicano Plutarco Elías Calles de 1924 a 1928. José Luis se había enlistado en
las filas de los cristeros, al mando del general Prudencio Mendoza.
Fue capturado por el ejército federal y su martirio
ocurrió el viernes 10 de febrero de 1928. Le cortaron la planta de los pies y
fue conducido descalzo hasta su tumba. Mientras caminaba, José Luis rezaba y
gritaba “¡Viva Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe!”.
Ante su tumba fue colgado en un árbol y
acuchillado. Uno de los verdugos lo bajó y le preguntó qué mensaje le daba a
sus padres. El niño respondió: “Que Viva Cristo Rey y que en el cielo nos
veremos”. Ante esta respuesta, el hombre le dio un tiro en la sien y lo mató.
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