Queridos hermanos:
La gloria del Señor se ha manifestado y se continuará manifestando entre nosotros, hasta el día de su retorno glorioso.
En la sucesión de las diversas fiestas y solemnidades del tiempo, recordamos y vivimos los misterios de la salvación.
Centro de todo el año litúrgico es el Triduo Pascual del Señor crucificado, sepultado y resucitado, que este año culminará en la Noche santa de Pascua que, con gozo, celebraremos el día 1 de abril.
Cada domingo, Pascua semanal, la Santa Iglesia hará presente este mismo acontecimiento, en el cual Cristo ha vencido el pecado y la muerte.
De la Pascua fluyen, como de su manantial, todos los demás días santos:
El Miércoles de Ceniza, comienzo de la Cuaresma, que celebraremos el día 14 de febrero.
La Ascensión del Señor, que este año será celebrada el día 10 de mayo.
El domingo de Pentecostés, que este año celebraremos el 20 de mayo.
El primer domingo de Adviento, que celebraremos el día 1 de diciembre.
También en las fiestas de la Santísima Virgen María, Madre de Dios, de los apóstoles, de los santos y en la Conmemoración de todos los fieles difuntos, la Iglesia, peregrina en la tierra, proclama la Pascua de su Señor.
A él, el Cristo glorioso, el que era, el que es y el que vendrá, al que es Señor del tiempo y de la historia, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Dado en la Solemnidad de la Epifanía del Señor, a 7 de enero del año del Señor de 2018.
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