domingo, 27 de enero de 2019

El Credo Niceno-Constantinopolitano en Latin y Español


El origen y la historia del Credo de Niceno-Constantinopolitano, está en los Concilio Ecuménico de Nicea I (año 325 D.C.), y aprobado en forma ampliada en el Concilio Ecuménico de Constantinopla I (año 381 D.C.), es la profesión de la fe cristiana, común a la Iglesia Católica, a todas las Iglesias Ortodoxas separadas de Roma y a la mayoría de las denominaciones protestantes.



Credo Niceno-constantinopolitano (Latin)

Credo in unum Deum, Patrem omnipoténtem, factórem caeli et terrae, visibílium óminum et invisíbilium.

Et in unum Dóminum Iesum Chrustum Filium Dei unigénitum.  Et ex Patre natum ante ómnia saécula. Deum de Deo, lumen de lúmine, Deum verum de Deo vero. Géntium, non factum, consubtantialem Patri: per quem ómnia facta sunt. Qui propter nos hómines et propter nostram salútem descéndit de caelis. Et incarnatus est de Spíritu Sancto ex María Vírgine et homo factus est. Crucifixus étiam pro nobis: sub Póntio Piláto passus et sepúltus est. Et resurréxit tértia die, secúndum scripturas.  Et ascédit in caelum: sedet ad déxtram Patris. Et íterum ventúrus est cum glória inducáre vivos et mortuos: cuius regni non erit finis.

Et in Spíritum Sanctum, Dóminum et vivificántem: qui ex Patre et Filióque prócedit.  Qui cum Patre et Filio simul adorátur et conglorificátur; qui locútus est per Prophétas.

Et unam sanctam catholicam et apostólicam Ecclésiam. Confíteor unum baptisma in remissiónem peccatórum. Et exspécto resurrectiónem mortuórum. Et venturi saéculi. Amén








 Credo Niceno-constantinopolitano (Castellano)

Creo en un solo Dios; Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, consubstancial al Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación, bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo, recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.


Creo en la Iglesia, que es Una, Santa, Católica y Apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.




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