CARDENAL WALTER BRANDMÜLLER
CARDENAL
BRANDMÜLLER: DEBE SER CONSIDERADO HERÉTICO «EL INSTRUMENTUM LABORIS PARA EL
SÍNODO DE LA AMAZONIA CONSTITUYE UN ATAQUE A LOS FUNDAMENTOS DE LA FE »
Introducción
Realmente causa asombro que, en oposición a las
asambleas anteriores, esta vez el sínodo de los obispos trate exclusivamente de
una región de la tierra cuya población es la mitad de la población de Ciudad de
México, es decir, cuatro millones. Esto también levanta sospechas sobre las
verdaderas intenciones, que se quieren poner en marcha de manera subrepticia.
Pero lo que tenemos que preguntarnos, sobre todo, es cuáles son los conceptos
de religión, de cristianismo y de la Iglesia que son la base del «Instrumentum
Laboris» recientemente publicado. Examinaremos todo esto con la ayuda de
elementos individuales extraídos del texto.
¿Por qué un
sínodo sobre este región?
Para empezar debemos preguntarnos por qué un sínodo
de los obispos tiene que tratar temas que, como mucho, tienen que ver con los
Evangelios y la Iglesia sólo de manera marginal, como es ahora el caso con las
¾ partes del «Instrumentum Laboris». Obviamente, este sínodos de los obispos
también está llevando a cabo una intrusión agresiva en los asuntos puramente
mundanos del Estado y la sociedad de Brasil. Deberíamos preguntarnos: ¿qué
tienen que ver la ecología, la economía y la política con el mandato y la
misión de la Iglesia?
Y sobre todo, ¿qué experiencia profesional autoriza
a un sínodo eclesial de los obispos a hacer declaraciones en estos ámbitos?
Si de verdad el sínodo de los obispos va a dar este
paso, estaría sobrepasando los límites y sería una presunción clerical, que las
autoridades estatales deberían, con motivo, rechazar.
Sobre las
religiones naturales y la inculturación
Hay que tener presente otro elemento que se
encuentra en todo el «Instrumentum Laboris», a saber: la valoración muy
positiva que se hace de las religiones naturales, incluyendo las prácticas de
sanación indígenas y similares; sí, incluso las prácticas y formas de culto
mítico-religiosas. Se habla incluso del diálogo con los espíritus en el
contexto de una llamada a la armonía con la naturaleza (n. 75).
No es sólo el ideal del «buen salvaje» tal como lo
presentaron Rousseau y la Ilustración el que se está comparando con el
decadente hombre europeo. Esta línea de pensamiento va más allá, hasta llegar
al siglo XX, cuando culmina en una idolatría panteísta de la naturaleza.
Hermann Claudius (1913) creó el himno del movimiento obrero socialista: «Cuando
caminamos uno al lado del otro», una estrofa del cual dice lo siguiente: «El
verde de los abedules y el verde de las semillas, que la anciana Madre Tierra
siembra a manos llenas, con un gesto de súplica para que el hombre sea suyo…».
Es llamativo que este texto fuera incluido más tarde en el libro de cantos de
la juventud hitleriana, probablemente porque correspondía al mito de «la sangre
y la tierra» del nacionalsocialismo. La proximidad ideológica es asombrosa.
Este rechazo anti-racional a la cultura «occidental» que resalta la importancia
de la razón es típico del «Instrumentum Laboris», que habla, respectivamente,
de la «Madre Tierra» en el n. 44 y del «grito de dolor de la tierra y de los
pobres» en el n. 101.
En consecuencia, el territorio -es decir, la
junglas de la región amazónica- es incluso declarado «locus theologicus», una
fuente especial de la Divina Revelación. En él habría lugares epifánicos en los
que se manifiestan las reservas de vida y de sabiduría para el planeta, que
hablan de Dios (n. 19). Además, la consiguiente regresión del Logos al Mythos
es elevada a criterio de lo que el «Instrumentum Laboris» llama la
inculturación de la Iglesia. El resultado es una religión natural disfrazada de
cristianismo.
La noción de inculturación es, aquí, literalmente
pervertida, puesto que significa lo contrario de lo que la Comisión Teológica
Internacional presentó en 1988, y de lo que había enseñado anteriormente el
decreto «Ad Gentes» del Concilio Vaticano II sobre la actividad misionera de la
Iglesia.
Sobre la
abolición del celibato y la introducción del sacerdocio femenino
Es imposible esconder que este «sínodo» quiere
implementar sobre todo los dos proyectos más deseados y que hasta ahora no han
sido nunca puestos en marcha, a saber: la abolición del celibato y la
introducción del sacerdocio femenino, empezando por las diaconisas. En
cualquier caso, se trata de tener «en cuenta el papel central que hoy
desempeñan las mujeres en la Iglesia amazónica» (n. 129a3). Y se trata también
de «abrir nuevos espacios para recrear ministerios adecuados a este momento
histórico. Es el momento de escuchar la voz de la Amazonía…» (n. 43).
Pero aquí se omite el hecho de que no está en poder
de la Iglesia administrar el sacramento del orden a las mujeres, tal como
también declaró Juan Pablo II con la mayor autoridad magisterial. De hecho, en
dos mil años la Iglesia nunca ha administrado el sacramento del orden a una
mujer. La petición, que se opone de manera directa a este hecho, demuestra que
la palabra «Iglesia» es utilizada exclusivamente como término sociológico por
los autores del «Instrumentum Laboris», negando implícitamente el carácter
sacramental-jerárquico de la Iglesia.
Sobre la
negación del carácter sacramental-jerárquico de la Iglesia
De manera similar -aunque expresado de pasada-, el
n. 127 contiene un ataque directo a la constitución jerárquico-sacramental de
la Iglesia cuando se pregunta si no sería oportuno «reconsiderar la idea de que
el ejercicio de la jurisdicción (potestad de gobierno) ha de estar vinculado en
todos los ámbitos (sacramental, judicial, administrativo) y de manera
permanente al sacramento del orden». Desde una visón tan equivocada deriva, en
el n. 129, la llamada a la creación de nuevos ministerios que correspondan a
las necesidades de los pueblos amazónicos.
Sin embargo, es en el ámbito de la liturgia, del
culto, en el que la ideología de una inculturación falsamente comprendida
encuentra su expresión de una manera especialmente llamativa. Aquí, algunas
formas de las religiones naturales son asumidas positivamente. El «Instrumentum
Laboris» no se echa atrás a la hora de pedir que «el pueblo pobre y sencillo»
pueda expresar «su (!) fe a través de imágenes, símbolos, tradiciones, ritos y
demás sacramentales» (!!) (n. 126e).
Esto, ciertamente, no corresponde a los preceptos
de la Constitución «Sacrosanctum Concilium», como tampoco a los del Decreto «Ad
Gentes» sobre la actividad misionera de la Iglesia, y demuestra una comprensión
meramente horizontal de la liturgia.
Conclusión
Summa summarum: el «Instrumentum Laboris» carga al
Sínodo de los Obispos y, en última instancia, al papa, con una seria violación
del «Depositum fidei», lo que significa, en consecuencia, la autodestrucción de
la Iglesia o el cambio del «Corpus Christi mysticum», convertido en una ONG
secular con una tarea ecológica-social-psicológica.
Obviamente, después de estas observaciones se
plantean preguntas: ¿se puede deducir, sobre todo en lo que respecta a la
estructura sacramental-jerárquica de la Iglesia, una ruptura decisiva con la
Tradición Apostólica en cuanto constitutiva para la Iglesia? ¿O los autores
tienen, más bien, una idea del desarrollo de la doctrina que es sostenida
teológicamente con el fin de justificar susodicha ruptura?
Este parece ser claramente el caso. Estamos
asistiendo a una nueva forma del Modernismo clásico de principios del siglo XX.
En esa época se empezaba con un enfoque decididamente evolutivo y después se
defendía la idea que, en el curso del continuo desarrollo del hombre a grados
más altos, deben encontrarse en consecuencia también niveles más elevados de
conciencia y de cultura, por lo que puede resultar que lo que era falso ayer
puede ser verdadero hoy. Esta dinámica evolutiva se aplica también a la
religión, es decir, a la conciencia religiosa con sus manifestaciones en la
doctrina, el culto y, obviamente, también en la moral.
Aquí, por lo tanto, se presupone una comprensión
del desarrollo del dogma que está en clara oposición a la comprensión católica
genuina, que comprende el desarrollo del dogma y de la Iglesia no como un
cambio, sino más bien como un desarrollo orgánico de un tema que permanece fiel
a su propia identidad.
Esto es lo que los Concilios Vaticanos I y II nos
enseñan con sus Constituciones «Dei Filius», «Lumen Gentium» y «Dei Verbum».
Hay que afirmar con determinación que el
«Instrumentum Laboris» contradice la enseñanza vinculante de la Iglesia en
puntos decisivos y que, por consiguiente, debe ser considerado herético. En la
medida en que incluso la Divina Revelación es puesta en duda, o
malinterpretada, se debe también hablar de apostasía.
Esto está aún más justificado a la luz del hecho de
que el «Instrumentum Laboris» utiliza una noción meramente inmanentista de la
religión, y considera la religión como el resultado y la forma de expresión de
la experiencia espiritual personal del hombre. El uso de palabras y nociones
cristianas no puede ocultar que estas son utilizadas sólo como palabras vacías,
a pesar de su significado original.
El «Instrumentum Laboris» para el Sínodo de la
Amazonia constituye un ataque a los fundamentos de la fe de una manera
impensable hasta ahora, por lo que debe ser rechazado con la máxima firmeza.
Cardenal
Walter Brandmüller
Traducido al español y publicado en Settimo Cielo
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